martes, 26 de mayo de 2009

Universidad de Sevilla

En Andalucía, las fundaciones universitarias comenzaron en el siglo XVI, aunque el 18 de diciembre de 1256 el rey Alfonso X dio un privilegio a la ciudad de Sevilla para crear en ella "estudio y escuelas generales de Latin i Arabigo". Pero esto no se llevó a la práctica.
En 1502, durante su estancia en la ciudad, los Reyes Católicos concedieron al Ayuntamiento de Sevilla una Real Cédula mediante la cual le otorgaban licencia para fundar un Estudio General con «cátedras en las que se leyese Teología o Cánones o Leyes o Medicina y otras artes liberales», aunque nada se hizo para darle cumplimiento hasta 1551, en que el ayuntamiento la cede al Colegio Santa María de Jesús.
Así pues, no puede considerarse el año de 1502 como de constitución de la universidad. Fueron los mismos colegiales los que pretendieron, ya en el siglo XVII, hacer creer que la real cédula era el origen jurídico de Santa María de Jesús.

Fue tres años más tarde, en 1505, cuando el arcediano de la Catedral de Sevilla, Maese Rodrigo Fernández de Santaella obtuvo una bula del papa Julio II (sí, sí, el mismo mecenas de Miguel Angel, el mismo que ordenó la decoración de la bóveda de la Capilla Sixtina y no dudó en coger la espada para defender los territorios del papado). Esta bula autoriza para erigir en la ciudad de Sevilla un Colegio y Universidad y permitiéndole las enseñanzas de «Artes, Lógica, Filosofía, Teología, Derecho Canónico y Civil».

Dicha bula fue confirmada tres años después, en 1508, por el mismo pontífice, quien establecía para estos centros los mismos privilegios de que disfrutaban las otras universidades del reino y añadía los estudios de Medicina. La admisión de los primeros estudiantes se hacía en el año 1516. El edificio del Colegio-Universidad de Santa María de Jesús, ubicado en la Puerta de Jerez, se terminó en 1517. Un año después tomaron posesion de la casa, bienes y derechos los primeros doce colegiales, que eligieron como Rector al bachiller Iñigo de Rosales.
Conviene señalar que en sus orígenes, nuestra Universidad estaba integrada por dos centros de distinta índole. Por una parte el Colegio, y por otra la Universidad propiamente dicha, ambos con el nombre de Santa María de Jesús, aunque vulgarmente conocidos como el Colegio-Universidad Maese Rodrigo.
El Colegio, pensado inicialmente para acoger a estudiantes pobres, se fue transformando en una institución cerrada para los estamentos inferiores, en contradicción con sus orígenes. Los vínculos familiares y el estatuto de limpieza de sangre fueron convirtiendo a los colegiales en una "casta selecta", destinada a cubrir las mejores plazas de la magistratura, de la política y de la jerarquía eclesiástica (prebendados, canónigos, inquisidores, obispos...).


Ya en el siglo XVIII, bajo el reinado de Carlos III, se produce la reforma universitaria de Pablo de Olavide. En ella se establece como una cuestión de fundamental importancia la separación total y definitiva de la Universidad y del Colegio de Santa María de Jesús. Olavide, en su Informe opina que la educación superior debe ser considerada como un "servicio público" exclusivo de la Universidad, siendo el principal papel de ésta proporcionar servidores al Estado. Es la lucha entre el Estado y la Iglesia por el control de la enseñanza universitaria.

El informe fue aprobado por Real Cédula en agosto de 1769. Además de aprobar el proyecto de Olavide, ordenaba establecer con urgencia en Sevilla la Universidad Literaria, dando por finalizada una etapa y poniendo las bases de algo totalmente nuevo. Para nada se menciona el Colegio de Maese Rodrigo, al que se abandona a su propia suerte. De ahora en adelante no habría en Sevilla más institución de docencia superior que la así llamada Universidad Literaria, protegida y controlada por el rey.

Pero lamentablemente la reforma de Olavide terminó en fracaso; incluso el Intendente fué procesado por la Inquisición y debió huir a Francia. No pudo con los poderes eclesiásticos y los defensores del Antiguo Régimen.
Fundamental para la incipiente universidad fué la expulsión de los jesuitas en 1767. De todo el patrimonio dejado por la Compañía, el Colegio-Universidad hereda la Casa Profesa, ubicada en el solar de la actual facultad de Bellas Artes. El cambio de sede se produjo el 31 de diciembre de 1771. Recortando la autonomía universitaria, el Estado asumió la responsabilidad de la normativa pero no la financiación de las reformas, por lo que la Universidad sevillana tuvo que seguir subsistiendo con sus propios medios, que consistían fundamentalmente en los derechos de matrícula y examen, en las «propinas» por la obtención de grados, y en algunas exiguas rentas que poseía.
El Colegio de Santa María de Jesús, por su parte, continuó su vida con independencia de la Universidad. El ardor de las primeras reclamaciones fue decayendo con los años. Desapareció en él la enseñanza, la colación de grados y cuanto hasta entonces había constituido su condición de Estudio General, quedando reducido a una residencia de becarios.
En 1815, Fernando VII restableció los antiguos Colegios Mayores. El de Maese Rodrigo pidió de inmediato que 'SM. se sirva mandar que la Universidad Literaria de Sevilla continúe unida formalmente al Colegio Mayor de Santa María de Jesús, vulgo de Maese Rodrigo, que se desaprueben las novedades hechas en ella, excepto la de su separación material o traslación a la Casa Profesa". La situación se complicó al quedar restablecida también la Compañía de Jesús, que pensó en recuperar la Casa Profesa.

Todas las ilusiones de los absolutistas quedaron fallidas con la llegada de los liberales al poder (1820-23). Por real orden de 13 de diciembre de 1822, al mismo tiempo que se agregaban a la Universidad las rentas de San Hermenegildo, se suprimía el Colegio de Maese Rodrigo, aplicando todos sus bienes a la misma Universidad, que también recibió poco después los de Santo Tomás. Con la vuelta de Fernando VII al poder absoluto, renacen las esperanzas del Colegio. El Rectorado es cubierto en 1829 y 1830, pero durante los años siguientes solamente queda un colegial, hasta que en 1836 el Colegio es suprimido definitivamente.

El edificio fue cedido a la diócesis que lo destinó a Seminario conciliar. Fue derribado en 1920 para permitir el ensanche de la actual avenida de la Constitución, siendo respetada su capilla, al ser declarada monumento nacional por iniciativa de José Gestoso, el 10 de junio de 1901. El Seminario pasó entonces al palacio de San Telmo, antigua universidad de mareantes.



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